diciembre 31, 2010

Por Dalma y Giannina!



*Me olvidé de hacer copypaste en su momento*
Ursula Vargues:
si lo va a plagiar pensalo: no es tan bueno.



Hablemos del mundial. Una de las mejores cosas que tiene el mundial de fútbol es que se da cada cuatro años y que la esquizofrenia dura sólo un mes. Al contrario de lo que le sucede a muchas mujeres, a mí no me molesta el Mundial por lo que genera en los hombres de mi entorno. Que se pasen un mes entero viendo y hablando de fútbol, siendo DTs de sillón, pronunciando mal fixture , offside y fault no me molesta. Me divierte escucharlos.

Lo que no me banco es “la boluda mundialista”. Me resulta insoportable escuchar minas hablando de fútbol. Sólo respeto a esas viejas históricas que van a la cancha con campera y anteojos a putear “al referí”, al técnico y al pobre jugador que pifió durante todo el partido. Son pocas, y casi todas llevan a la cancha su propia silla playera plegable y la radio de bolsillo. El resto, me da vergüenza ajena. La manera en que arman sus frases es forzada, la forma en que las dicen no es natural: es sobreactuada. Me sale la misoginia de adentro y las mandaría a hacer una clase de Pilates, a amasar mazapán, a charlar con la manicura.

Hablan como si supieran, pero la verdad es que hacen un viejo ejercicio de cultural inglesa: Listen and repeat. Las mujeres, vamos a decirlo, somos medio boludas. Digo: luchar por la igualdad entre el hombre y la mujer? Vamos! A quién se le ocurre? A una mujer. Y ahí nos tenés: quejándonos porque laburamos como unas esclavas, muriéndonos de cáncer de pulmón, levantándonos un Domingo para votar y hablando boludeces –especialmente durante el Mundial-.

Más allá del contenido, es el tono lo que me saca. Ojalá esta revista fuera una tarjeta de cumpleaños de los 80´s de esas que venían con un mensaje grabado porque pondría un audio si pudiera. Yo he escuchado cosas como: “Qué pelota que sacó el Chiquito Romero!” o “Qué lindo gol” y me sentí muy incómoda. Hasta el copy paste les sale mal. Las mismas frases dichas por un hombre, se sienten cuando menos naturales, pero en nosotras…queda mal. Es como escuchar a una mujer de 60 con la voz del Coco Basile. La voz del Coco Basile le queda bien al Coco Basile! La verdad es que prefiero que digan cosas como “Vos viste el lomo de Samaras?” o “Como los italianos te digo que no hay, esos son hombres” o “Ninguna boluda Giannina, qué bueno que está el Kun Agüero” porque aunque igual de boludas, al menos hablan de algo que hicieron siempre: mirar tipos.

Y un dato no menor: la liquidación de invierno coincide con el mundial chicas. Déjense de joder y vayan de Shopping!

Para que no se me venga encima la liga feminista de turno, aclaro que hay un grupo de hombres que me enerva tanto o más que la boluda mundialista: el periodista deportivo (nótese que de las minas periodistas “que hablan de futbol” no hago comentarios directamente). Sobretodo en esos días en que al equipo Nacional no le toca jugar porque tienen más tiempo para hablar boludeces. Para ese entonces ya quemaron todos los subjects relevantes. Y cuando ya repitieron hasta el cansancio que Mascherano con otra amarilla queda afuera del partido siguiente, cuando la historia del último Mundial de Verón ya cansó, la lesión del lesionado se curó y se desmintió la gripe de Messi, empieza la polémica pelotuda: Camiseta titular o suplente? La azul es de la buena suerte?

Se entiende, que tengan que rellenar bloques interminables, pero ciertos temas de discusión déjenlos para Utilísima Satelital. Me pone del orto escucharlos tirar pronósticos con convicción. “Uruguay no va a pasar a cuartos de final”. Quién sos?! Blanca Curi?!

Otro fenómeno interesante es el receso mundialista. Generalmente entre los 8vos y los 4tos de final se produce un parate de dos días en los que “no hay mundial”. Es como el intervalo en el teatro. Los protagonistas descansan, se recuperan, mientras la platea masculina se sume en un profundo estado de abstinencia realmente insoportable. Solo se los escucha quejarse. Las mujeres hacen lo que los hermanos menores con los mayores: los imitan. Repito: Winter Sale.

Boludas, se terminó el Mundial y con éste el curro de hacerse las que saben de futbol. Lo peor, es que después de la depresión de haber quedado afuera, les agarra la fiebre post mundialista y simulan ataques de ansiedad hasta que empieza el torneo apertura. Así como Pancho Dotto se va de scouting al interior a buscar trolitas cada vez más pre-adolescentes, las boludas se chotearán un Olé en un bar de mala muerte, harán interminables sesiones de zapping por canales deportivos buscando incluso partidos que no les interesa en lo más mínimo, sólo para descubrir algún jugador jovencito, fibroso y digno de murra. A no deprimirse, que siempre está la opción de agarrar la mochila y aventurarse al viejo continente en búsqueda de un tano todo terreno de esos que sobran en el país de la “satziza”. Porque al fin y al cabo, luego del listen and repeat, lo único que interesa es ver un puñado de tipos transpirados y clasificarlos de la siguiente manera: le doy / no le doy.

julio 06, 2010

Mal Karma

Esto de “ser sola” ya me está cansando. Sobran los blogs de minas solteras, los programas de tv, los libros y las películas. Nadie lo dice, pero: llega un momento en que NO está bueno. No está bueno el pijama, el alquiler compulsivo de dvds los fines de semana ni ser el número impar de las reuniones . A la mierda Sex and the City y todas sus mentiras. Tus amigas están casadas y si ya era difícil llevarlas un sábado a cenar, ahora también es imposible los martes, los miércoles, los jueves… Sumale que las ganas de salir a romper la noche devaluaron en el 2001, que tus amigos solteros son gays -por ahora-, que como el alquiler te limpia un cuarto de tu sueldo no llegás a comprarte ni un par de zapatos en San Crispino por mes y con la inflación tu guardarropas parece –en el mejor de los casos- un outlet de Munro (Avenida Córdoba sería muy uplifting) . Sin glamour, Sex and The City se convierte en esa película mala de Hallmark en la que te negaron el protagoónico. Estamos de acuerdo que con un vestidor que asegure una prenda de diseñador diferente todos los días, amigas disponibles 24/7 y trabajos de 3 horas diarios con pagas millonarias: que tus candidatos cuenten en su haber con al menos un divorcio e hijos, se hace -cuanto menos- más llevadero el mal trago.
Y dónde están los candidatos!
No me vengan a romper las pelotas con que hay que salir más, que el “príncipe azul” no va a tocar el portero eléctrico hasta encontrarte y no se que otra sarta de pavadas que dicen mis amigas –casadas de country- cuando me tomo un vino de más y empiezo a hablar boludeces. Porque el amor de mi vida no lo vamos a encontrar un sábado a la noche tomando un Cynar solas en la barra de un bar careta en Palermo, A partir de los 30 –años más, años menos- el amor es un contacto y está en un fichero, en una agenda, en una cartera de clientes.

Después que ese compañero nuevo de laburo al que le había puesto mis últimas fichas, desliza comentarios que incluyen una novia y anécdotas que siguen confirmando la existencia del inapropiado attachment entré en crisis y ni todos los whiskeys del mundo me iban a responder por qué! Por qué...si soy di-vi-na! Im a Keeper! Por eso decidí tomar un atajo y fui a ver a una astróloga. Para qué seguir dandole vueltas al asunto ,si se puede ver el futuro en una bola de cristal y haciendo dibujitos con soles y estrellas?!
Cuando llamé para tomar un turno me pidió mi nombre completo, fecha, lugar y hora exacta de nacimiento. Cuando le pasé los datos parecía no creerme, y lo demostraba: “estás segura?”. Al menos eso es lo que viene diciendome hace 33 años, asique empezamos mal, con desconfianza. Qué sentido tendría que le mintiera con un dato tan idiota? Entiendo la desconfianza ante respuestas del tipo: “Jamás se me cruzó por la cabeza matar a mi madre”, pero “3am en Capital Federal”…? En serio?
Me hace unas cuantas preguntas, afortunadamente mucho más comprometidas que la de la discordia y para mi tranquilidad me dice que no hay nada en mi carta natal que indique que me voy a quedar para vestir santos. Aliviada, me recosté sobre el respaldo del sillón y acepté la rara infusión que me ofrecía. Estaba a punto de preguntarle: “Para cuándo?” pero me interrumpió:
“Triple Nueve”
“Cómo?”
“Que sos triple nueve: el Salvador. Viniste a este mundo para eso…decime vos hacés algún tipo de trabajo voluntario?”
“Ehh…no.”
“Greenpeace?”
“No”
“Alguna ONG”
“No. Nada”
“Unicef?”
“Mhhno.”
“Ahí está”.
“Quién?”
“Tu misión en esta vida es salvar al mundo y no lo hacés”.
What the fuck? Justo a mi?! Yo, que no cruzo a un ciego para no hacerme cargo! Yo, que me asusto si veo una tortuga encallada a la orilla del mar! No puede ser. Llamo a mi madre para que chequee el horario exacto en mi partida de nacimiento: 3am. Le reviso la escritura a la bruja: capaz que escribió MariAna en lugar de Marina: no hay error. Le reviso la suma de los dígitos de mi fecha de nacimiento: el resultado es correcto. Le pido que revea la carta, pero el 9 insiste.
Me vuelvo loca: voy a ver a una bruja para que me diga por qué carajo estoy sola y me complica la existencia de esta manera! Ahora no se di donar unos faber castell que me sobran a una escuela pobre en Formosa, ir a una granja a rehabilitar drogadictos, ponerme un delantal de seda para servir la comida en las cenas de Fundaleu con Susana y Dolores Barreiro o pasar mis últimos días despetrolando pingüinos para Greenpeace.
Yo fui para que me diga: Preparate que en Agosto te toca el timbre Jude Law en persona y me encontré no con el posible fin de mi soledad sino con un nuevo problema! Resulta que ahora además de todo…soy mala persona!


junio 03, 2010

Hombres Trabajando


Es inevitable que en cualquier trabajo se de entre el personal, lo que yo denomino “Comisaría”. Es verdad que dependiendo del tipo de trabajo habrá mejor o peor comisaría y será más o menos evidente, pero como para empezar a desarrollar el concepto, quisiera añadir que esto sucede en lugares de trabajo tales como: Easy, McDonalds, Starbucks y sobretodo en cualquier consultorio médico. Entre secretarias y dentistas, cardiólogos, cirujanos –cualquier especialidad entra en juego- el grado de Comisaría es tal, que pasa a ser una ComisEría (como quien dice fErmacia). Un consultorio médico es EL Departamento Nacional de la Policía , es la escuela a la que todo Oficial de la Bonaerense que se precie como tal hubiera querido asistir!

Cada vez que una recepcionista o secretaria en un consultorio médico le dice a su jefe “Doctooor” alargando la segunda O = comisaría.

Cada vez que una cajera de hipermercado llama al supervisor para hacer una devolución, esperando las palabras mágicas (por ejemplo:“A tus órdenes, Gonzalez”) y se queda a su lado paradita, quietita, mirándolo con admiración mientras su superior ingresa el código ultra secreto para abrir la caja como si hubiera descubierto la cura contra el cáncer = comisaría.

Siempre que el humor estilo Café Fashion invada una oficina, cada vez que el doble sentido y el burdo salgan a la superficie en el ámbito laboral = co-mi-sa-rí-a.

Esto no es exclusivo de cadenas de comida rápida, supermercados ni consultorios que atienden prepagas. Hay comisaría en la administración pública, en las editoriales, en multinacionales, canales de televisión y entidades bancarias. Generalmente todo se desata en las fiestas de fin de año donde el alcohol barato circula y las cuales, curiosamente, no admiten a las parejas de los empleados. Coincidencia o reglas implícitas de “la seccional”? Para esta época del año está tan instalada la comisaría que es de dominio público: Whatever happens in Vegas stays in Vegas…aunque también están los que suben videos a Youtube y ahí sí que no hay anonimato.

Conozco quienes no necesitan la excusa de la fiesta empresarial, y organizan after office caseros, salidas supuestamente espontáneas y tours grupales a pubs irlandeses del microcentro donde en cualquier momento ponen lockers para que los casados depositen sus alianzas al ingresar.

Como sea, a más de uno seguro se le va la mano arengando un trencito de la alegría de carnaval carioca a capella para “llevarse algo” y no falta el que se aprovecha de la ebriedad de otro –TODOS caímos en esa alguna vez. Sí: en ambos roles- pero pongo especial atención en quien tiene la entereza de, en determinadas circunstancias, meter a ese “regalado” compañero de trabajo en un taxi cerrando la puerta para dar indicaciones al chofer a través de la ventanilla por la que cuelga el Romeo en cuestión –bueno…Julietas generalmente -.

Porque, curiosamente, lo que más paga de la Comisaría Laboral es que la histeria no llegue nunca a ningún lado resultando una acumulación infinita de energía que no encuentra lugar donde ser liberada. Esto es lo que hace que una comisaría exista y permanezca en el tiempo. La no concreción es lo que la mantiene viva, pero la mayoría de los seres humanos no lo entiende así.

El problema surge cuando –no te lo dice nadie, pero…- vamos más allá, y empezamos a fantasear con que un día la comisaría cambiará los calabozos por estatuas de santos, el escudo federal por un altar, que los escritorios serán bancos para los invitados y la garita de vigilancia el atrio desde donde saludan los novios. O, para ser menos románticos, en una habitación con cama de agua, tv con free porn, techos espejados y un remise esperando a la salida.

ERROR! Dale Undo! Undo! Control Zeta de la mente!

El subsidio Nacional de La Comisaría es la fantasía, la especulación de lo que podría ser si fuera pero no es. La comisaría es lo que hace que nuestros trabajos sean menos odiosos y rutinarios, que nos levanten la autoestima que cada tanto dejamos caer y en el peor de los casos hace que nos den ganas de ir trabajar al menos para tener una aventura mental con el asistente del director financiero, con el de recursos humanos o con el gerente de marketing, pero sólo eso. Es un training constante, un Workshop de seducción, un volver a la secundaria, un desafío hormonal si se quiere, pero la comisaría de ninguna manera puede ser concebida como un club de solos y solas! Asique ya sabés Musella, si estás leyendo esto: vos y yo…NEVER GONNA HAPPEN!

marzo 28, 2010

El Salto del TIGER


Volaba de New York a Utah la mañana del 27 de Noviembre de 2009 y los noticieros norteamericanos sólo hablaban del accidente automovilístico de Tiger Woods provocado por una pelea doméstica con su mujer. Un choque confuso, una esposa alterada e infidelidad eran los common tags de cualquier cadena de noticias. Si la mujer lo molió a golpes con un palo de golf o no, quedó en un segundo plano cuando se descubrió “el móvil” : su romance extramatrimonial con
Rachel Uchitel, Host de un clubnocturno de NYC . El secreto habría salido a la luz, y junto a éste el rumor de que Rachel no era la única que se revolcaba con Woods. Sí, al número 1 del golf Mundial le gusta salir de putas: so what?

En USA, esa noche se festejaba Thanksgiving, con lo cual el 98% de la aeronave estaba conformado por oriundos de Salt Lake City LA ciudad mormona por excelencia: imagínense las reacciones de mis compañeros de vuelo. Sí, muy Gillete todo, muy Tag Heuer, muy AT&T.

Me imagino una reunión de los agentes de prensa Tiger Woods: “¿Qué dijimos cuando saltó lo Clinton?”

Hace unos días, esta vez en un vuelo a Buenos Aires, la noticia del aire era que Tiger Woods en una conferencia de prensa, habría pedido disculpas a medio mundo por tamaña decepción. Defendió el buen nombre de su esposa, la modelo sueca Elin Nordegren, y aceptó toda responsabilidad por su mal comportamiento. Afirmó estar en pleno tratamiento terapéutico y dijo que necesita ayuda para combatir su adicción al sexo.

“I cant afford be a sex addict” Fue lo que me dijo mi compañero de vuelo: un muy simpático pero físicamente desagradable sexagenario japonés.

Podés darte “el lujo” de ser un adicto sexual?

Mientras los psicólogos, sexólogos y psiquiatras del mundo entero parecen no ponerse de acuerdo en si la adicción al sexo –también llamada hipersexualidad- es una enfermedad o no, lo que me pasa a mi es que no se si cagarme de risa o instruirme. Después de tirar todos los chistes dignos del Negro Alvarez que se me ocurrieron, me entrevisté con algunos amigos psiquiatras y sexólogos, para quienes este tema es moneda corriente ya que mi sospecha radica en que más que ciencia acá hay una fuerte especulación sobre un tema históricamente controvertido y tabú en el que recién se está empezando a ahondar e investigar.

Palabras más, palabras menos todos arrancaron con definiciones que parecían robadas de Wikipedia, algo bastante lógico siendo que la DSM IV (4ta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la American Psychiatric Association) no contempla la adicción al sexo y tampoco contiene una categoría en la que se haga referencia a ella.

El sexo se suma al alcohol, las drogas, el juego, la comida y el shopping -entre otros- a las filas de la dependencia psicológica. A este ritmo no nos van a alcanzar las escuelas en horario extraescolar para hacer “reuniones” de adictos anónimos.

La hipersexualidad es (¿) una patología que refiere a un fenómeno en el que la persona no puede manejar su propio comportamiento sexual, y como la conquista del placer –y no el placer en sí- es lo que los motiva, parece ser que al final del día el adicto al sexo no disfruta. Contrariamente a lo que mi ignorancia pregonaba, esta gente sufre, la pasa mal. Porque “llegar” les significa el final de su motivadora búsqueda. (al final no hay … que les venga bien!)

Independientemente de que la inclusión de palabras como “fenómeno” y “desorden” en algunas definiciones me haga ruido, me pregunto qué pasó con los conceptos de ninfomanía y satiriasis. Quedaron en el siglo pasado, eso sucedió! Pasó que nació el Marketing: satiriasis es un vocablo impronunciable y para ser franca, la imagen de una ninfómana está más asociada a la Coca Sarli que a Giselle Bündchen. La primera, hoy en día, sólo vende Fernet.

La culpa la tienen Michael Douglas, el conejo y el picador de hielo.

¿Será un invento de un selecto grupo de Ricos y Famosos o la adicción al sexo existe de verdad?

La primera vez que escuché sobre la adicción al sexo, fue en los 90´s cuando después de ser descubierto con otra mujer por su esposa, el rumor que tenía por protagonista a Michael Douglas como “adicto al sexo” se hizo público.

Robert Downey Junior, Hugh Grant, Amy Winehouse, Rob Lowe, Lidsay Lohan, Hugh Jackman, David Duchovny, Britney Spears -entre otros- son quienes se pueden dar el lujo de autoproclamarse adictos al sexo y jugar con la fantasía ajena y el morbo de sus fans. Cuánto glamour habrá pensado más de una/o, y terminó huyendo de una lujosa habitación de hotel con un ojo en compota en el mejor de los casos !

Mi primo, “el mánia”, tiene 35 años y –salvando obvias diferencias- más o menos los mismos problemas que esta gente: no puede parar de pensar en garchar, masturbarse y colgarse del wifi del vecino para una maratón de YouPorn, pero a diferencia de los celebrities es un gordito looser, empleado administrativo, pelado, que vive con los padres en Villa Martelli y no tiene verdaderos planes de emancipación.

¿Condición Psicológica o Excusa Fácil?

Un veterano de guerra en Estados Unidos demandó a la empresa que lo despidió por visitar páginas porno en Internet durante su horario de trabajo. El hombre sostuvo que sufría de Adicción al Sexo y sus abogados alegaron que él utilizaba internet para automedicarse contra el estrés postraumático que sufría. Un genio.

No jefe, yo trabajo! No me hago la paja: Soy adicto al sexo.

No te cagué con tu mejor amiga: Soy adicto al sexo.

No disfruto revolcándome con mi secretaria: Soy adicto al sexo.

No, tu hermano no me calienta: Soy adicta al sexo.

Está bien, no fui a ninguna reunión! Fui a una orgía: Soy adicta al sexo.

Leí por ahí que el Dr. Carnes (sí, Carnes: no es un chiste) propietario del Pine Grove Behavioural Centre (donde se internó el bueno de Tiger) afirma que "los sexoadictos pueden provenir de todas las clases sociales. Afecta tanto a políticos y empresarios como a los trabajadores de una fábrica"

STOP!

Say what?

A ver señor dueño de clínica de rehabilitación sexual de los estados unidos de Norteamérica, dígame: ¿cuántos albañiles pueden pagar el tratamiento que usted ofrece? ¿A ver cuántas personas con serios problemas de sobrepeso andan dándole a la matraca a troche y moche sin quedar secos? ¿Mucho homeless hoy en admisión?

Para empezar, me parece que para ser adicto sexual mínimo tenés que tener facha, ser de un 7 para arriba.

Ser un sexoadicto requiere de cierto poder adquisitivo, tiempo libre y sobre todo: gran estado físico.

Declaraciones como estas inclinan mi pequeña balanza hacia el lado más básico de mi cerebro que piensa que -así como el que dice sufrir de ataques de pánico es un pobre tipo que quiere ser el centro de atención- el sexoadicto es un pajero con pretensiones.

Y talvez por esto, sospecho que la hipersexualidad tiene que ver más con un cambio cultural en el modo en que la sociedad percibe el sexo que en un problema de raíces psicológicas. ¿Quién mide lo que es aceptable y lo que no es aceptable en materia de sexo? Y sobretodo: ¿dónde?

¿Quién tiene más posibilidades de devenir adicto sexual? Un californiano parafinado o un judío ortodoxo en un kibutz religioso israelí?

El adicto al sexo no es adicto al sexo en sí, sino más bien a sus fantasías sexuales puntuales que-compulsivamente- trata de satisfacer, de cumplir. “El problema” llega cuando éstas no son compatibles con lo que su partenaire sexual desea o con lo que se considera cultural, legal y socialmente acceptable: “Otra vez con el disfraz de Batman? Estás gordo Ricardo! Además, ya te dije que yo de Robin no!”

…que se acaba el mundo.

Cuando le conté a un amigo acerca de lo que estaba escribiendo me dijo: “ Mirá, si yo tuviera un ahorro –o un sponsor- me iría a USA a poner una clínica para tratar la Adicción al Sexo. Un edificio, un equipo de psicólogos, estudio contable, buffet de abogados y enfermeras, muchas enfermeras para que los clientes tarden lo suficiente en recuperarse.”

Esta idea –salvando las diferencias no solo geográficas- equivale a la que tuvieron miles de argentinos allá por los 80´s cuando empezaron a abrir videoclubes y canchas de paddle como si se viniera el fin del mundo. En este caso en particular gracias al target al que apunta mi amigo, se asegura un ingreso importante, y para lo del fin del mundo tengo en carpeta EL chiste grosero por excelencia… vamos, que ahora que lo pienso estamos a sólo dos años del 2012 eh.

Dicen por ahí que sos un Adicto al Sexo si…

*Después de un día complicado, le querés dar a Zulma Lobato.

*En un atado de Lucky Strike ves el pene del camello de Camel.

*REALMENTE alguna vez INTENTASTE hacer el salto del tigre.

*Te mandaste un “baile del caño” en el Bondi camino al trabajo.

*Vas a la verdulería y comprás unicamente bananas, zanahorias y pepinos.

*Stockeás salchichas en el freezer y no sabés por qué.

*Te mudaste al microcentro para tener cerca un pornoshop.

*Te encontraron abrazada al obelisco.

*Sostenés que al pasar al revés la cinta de cualquier tema de Pimpinela, ella le está diciendo a él que quiere ir a un club de Swingers.



***Este texto, con un título más pedorro y unas modificaciones que jamás hubiera autorizado, fue publicado en la edición de Marzo de la revista El Planeta Urbano***

marzo 16, 2010

Aloha


Vacaciones otra vez sola. Por qué castigarme aun más y optar por destinos infames? Me voy a la mierda. Me voy a Hawaii. Qué emoción…qué habrá en Hawaii? No importa, yo necesito playa, sol, no pensar y hacer nada por un par de semanas. Allá voy.
Un año ahorrando para el pasaje para que en la fila de atrás del avión me toque una selección pedorra de basket juvenil con piernas kilométricas que no dejan de patearme los riñones cada vez que exhalan. Una dosis de puber testosterona importante que no me deja en paz: Cada vez –y fueron muchas- que uno se levantaba, yo recibía paralíticas y/o terminaba tirándome encima el mini vodka y los mini pretzels. Eso hubiera sido lo peor del viaje de no ser por el pequeño peceto llorón –el bebé más horrible que vi en la vida- que se encargó de recordarme lo boluda que fui al no haberme clavado un dramamine antes de subir a la aeronave, pero para que mi odio no se dirigiese en su totalidad a una criatura inocente, de compañeras de asiento me tocan dos hipoacúsicas (Sordas sería el término políticamente incorrecto?) que no dejaron de hablar ni cuando apagaron las luces. Fue como presenciar un apareamiento de focas en el aire! Las turbulencias y aterrizar en el baño: detalles menores.
En el aeropuerto, la recepción fue tan amable que no pude dejar de pensar/especular en cuánto tardaría en llegar el momento en que toda esa buena onda y amabilidad se les iría al carajo La paranoia empezó de inmediato junto con la provocación, la cara de orto retroactiva y la mala onda “por las dudas”.
Mi idea de Hawaii había sido siempre bastante básica e infantil: un pedacito de tierra flotando sobre el oceano, dos palmeras y un par de pseudo japonesas con guirnaldas en el cuello y polleras de flecos moviendo el culo. En lugar de un pedacito de tierra son 5 (o 7 ), pedacitos y –objetivamente- está lleno de palmeras y japonesas wanabe envueltas en guirnaldas llevando polleras con flecos y moviendo el culo. En el momento que en el aeropuerto descubrí el primer Starbucks, supe que todo lo que había fantaseado acerca de la isla era simplemente eso: fantasía.
Subí al shuttle con destino a Waikikii y desenfundé el ipod. En menos de una hora en el aeropuerto de Honolulu ya había escuchado entre 6 y 7 veces “Somewhere over the rainbow”. Demasiado teniendo en cuenta que me quedaban 15 días en la tierra de Obama.
Me propuse ir a buscar a Jack Johnson al Northshore con la idea de plantar una hamaca paraguaya (o hawaiiana) y obligarlo a tocar la guitarrita para mi. Lo pensé mejor y planeé decirle que sería bueno para su carrera salir con una argentina. (Debería haber preparado una carpeta -de esas de folios transparentes- con recortes de revistas Caras y Gente, que muestren a la novia argentina de Al Pacino, a la de Matt Damon para apoyar mi speech?) “Fijate Jack que Robert Duval también pegó argenta. A otro nivel, Michael bublé. La tenés a Luisana Lopilato? No? Bueno, no te perdés de nada (¡)…Y qué me decís de Own Wilson? O de Matt Groening? Esto garpa Jack!”.
Entré al hostel, dejé las valijas y busqué en la cartelera una playa nudista. Es ahora o nunca –pensé- antes de que todo este esfuerzo de meses de gimnasio y dieta del hambre desaparezca entre mis arrugas futuras: me voy a la playa a hacer topless. Talvez Little Beach no es un nombre muy felíz para una playa nudista, pero no es algo que me afecte directamente a mí asique a pisar fuerte. Luego me enteraría que la playa nudista no estaba en Oahu sino en Maui, una de las 5 islas, a media hora de avión. Mientras, para llegar pasé obligadamente por un shopping, un mcdonalds, Gucci, Marc Jacobs y un Macy´s gigante, pero en menos de dos minutos estaba tirada en la arena.
Botella de agua: checked. Protector solar: checked. Anteojos: Checked. Revista People para afianzar el Victor English Method: checked. Ipod: checked.
Llamé a mi Moria Casán imaginaria para que haga el corte de breteles y me tiré hacia atrás. Antes de que los omóplatos siquiera llegasen a rozar la arena, un policía me agarró del brazo y pidiendome que lo acompañe me arrastró hacia el patrullero. Pensé. “Y eso que aun no aproveché los beneficios de Osde410” pero para mi sorpresa, no era mi exhuberancia bustial de 85 de taza, sino el escándalo que se había generado a mi alrededor en la playa privada del Hilton, en un pais donde el nudismo es ilegal y las multas por salirse de la ley son en dólares. Condenada por exhibicionista? “Mi no comprendeu ingles oficial”.


***Este texto, con un título más pedorro y unas modificaciones que jamás hubiera autorizado, fue publicado en la edición de Marzo de la revista El Planeta Urbano***

noviembre 14, 2009

En la ciudad de la Furia

La verdad es que tuve un día de mierda. Empecé por tomar un nuevo camino hacia el trabajo. “Hoy voy por…” pensé haciendo ruido de ruleta de programa timbero de Sofovich. Clac clac clac clac: “Ciudad de la Paz” dije y doblé a la izquierda. Diez cuadras después un viejo pelotudo que venía pensando en el culo de de turno que vio anoche ‘en Tinelli’ se olvida que entre el embrague y el acelerador hay un pedal muy últil que acciona los frenos del vehículo haciendo que el mismo se detenga! Me bajo y soy una catarata de puteadas: Quién te dio el registro viejo del orto? Magoo! Hay transporte público sabías? Seguro que alguna vez viste uno, se llama co-lec-ti-vo. Hay de muchos colores o además son daltónico geronte? El colectivo aparte de llevar pobres, transporta toda clase de ineptos como vos, hacele un favor a la sociedad y andá a vivir a un geriátrico dinosaurio mugriento! Perdí media hora explicándole al ‘oficial’ que estoy tomando unas pastillas para adelgazar que además de subirme la presión arterial me ponen un poquitito nerviosa, pero que de ninguna manera me iba a retractar de siquiera una de las verdades que le arrojé al extra de Cocoon. Con el baúl destrozado llegué al taller mecánico, pisé una bujía huérfana que rodaba por ahí e hice una demostración involuntaria de breakdance . SI bien safé de una caida y una consecuente ruptura de cadera, al tratar de agarrarme de cualquier cosa para evitar quedar como una cucaracha moribunda, me engrasé no solo las manos sino el inmaculado vestido primaveral de estreno, quedando mal parada ante cualquier desafío de la blancura que un actor con poco laburo pudiera proponer. Me sentí como esas minas borrachas que quiebran en un bar repleto de marineros alzados. Puse cara de orto y empecé a tirar de mi vestido hacia abajo, como intentando emprolijar la situación, dejé las llaves de lo que quedó de mi auto y miré con cariño las vías del tren.

Llegué corriendo a la oficina y casi renuncio al enterarme que se levantó la reunión con la razón por la cual estoy ahí casi a las 9 de la mañana con un sobrio solero de emergencia comprado en un local de koreanos –al que hubiera entrado con un crucifijo y un racimo de ajos atados por una cinta roja-. El imbécil canceló por motivos personales! Motivos personales? Acaso hay una excusa más amplia y menos válida? Razones de Fuerza mayor? Qué? Dios?! Me hacés levantar de madrugada y me cancelás sobre la hora porque se te quemó la tostada?! Porque te quedaste en la cama 5 minutos más? Te pintó ver una repetición de Badía y Compañía por Volver?

Entre enfurecida y aliviada por no ser vista en ese trapo de cuarta made in Taiwán dejé las cosas en mi escritorio y al abrir la notebook veo el desastre: 67 mails en la bandeja de entrada. En momentos así, me debato internamente entre llorar o empezar a destrozar el lugar a patadas, y termino optando por lo sano: compras online. Tengo un principio de úlcera que técnicamente no me deja tomar café, y como es vox populi en la oficina, me atajan en la puerta de la cocina y se ofrecen a prepararme ‘un tecito’.

-No estoy –lamentablemente- en Londres, ni jugando a la canasta ni tengo 60! Pedime un capuccino por favor!

-Porqué no tomamos unos mates mejor, querés?

-Vos me querés ver muerta, retorciéndome de acidéz? No gracias. Además de hacerme pésimo, deberías saber que tomar mate es de villero progre. Toda la actitud de matero me da una profunda tristeza seguida instantáneamente por unas ganas incontenibles de salir a matar uruguayos. Pero todo bien, dejá que me hago uno de esos tecitos de freeshop de petrodólares por saquito [tea bag le dicen ahora!] que al menos así siento que mis cinco minutos valen más que los del cadete.

La recepcionista se va llorando. Diría que está indispuesta, pero seguro que es peor: se está reproduciendo! Porque parece que está de moda! O es muy común que de un día para el otro el mundo entero esté embarazado? Abrí el facebook y ahí estaba la noticia que faltaba. Hay una epidemia: mis amigas van a ser madres. TODAS! Lo peor es que, como si se hubieran puesto de acuerdo, me lo comunican todas juntas y por el mismo canal.

Por qué?! Si teníamos un pacto! Odiar a los niños hasta –por lo menos- los treinta! Nada de hijos hasta esa edad. Y ahora?

-Milli? Marina soy. Escuchame, te re felicito, todo, y te voy a llevar flores a la maternidad, pero en qué habíamos quedado? Te acordás?

-Qué hora es? Qué te pasa?

-En qué habíamos quedado con el temita hijos antes de los treinta? Al final, la única que valora la amistad y los pactos que hacemos entre amigas soy yo siempre! Eh? Eh?

-Dos preguntas –me interrumpió- En qué año naciste? Y Por qué no te vas a la mierda?

La edad de Cristo. Me quiero morir…están en todo su derecho! Están con el 10% de demasía las muy correctas! Y a mi no me queda otra que organizar Baby Showers y tomarme todos Malbec que ellas rechacen.

octubre 14, 2009

Atrévase a Soñar

Entro a hurtadillas a un supermercado chino a ordenarles las góndolas -de onda- pero abren se ve que antes de tiempo y me pescan acomodando unas latas de champignones. Me hago la boluda y le pido turno a la cajera para depilarme. La China me indica que siga por el pasillo hasta el fondo del local y me deriva con un ruso alto de bigotes -finlandés talvez- que me advierte que sólo me puede depilar: "hasta acá" (sic) dice señalando la altura de ‘la liga’ y ni bien me pone un toque de cera sobre la rodilla, medio que me la veo venir y le digo que va muy lento y que voy a perder el avión. El ruso o finlandés me acompaña al mostrador. Le digo a la china de compromiso: ‘no se, cobrame lo que te parezca, disculpá pero pierdo el vuelo...’ Lo digo como para que ella me diga ‘no es nada’, pero el Ruso me interrumpe: "bueno, todo el día de trabajo que me hiciste perder. Sesenta pesos" y la china agarra mi billete de cien y me da doce moneditas de diez. Resignada le pido que porfavor me las cambie por monedas grandes, pero me da una velita de cumpleaños. Viene otra china con otro billete de cien al que le falta toda una esquina [oreja q le dicen] yme trata de estafadora. Me despierto justo antes de masacrarla.

septiembre 25, 2009

Addicted to...

No necesito nada: no estoy enferma, no me duele la cabeza, ni la garganta, no necesito curitas y el frasquito de agua oxigenada que compré hace tres años no llegó a la mitad. Siempre encuentro una excusa: en primavera una alergia que no tengo, en invierno las tabletas efervescentes, caramelos por si me duele la garganta…quitaesmalte.

Tengo una adicción.

Cada vez que paso por la puerta de una “ciudad-farmacia” TENGO que entrar. Una fuerza desconocida, superior y poderosísima me posee, y voy como un bulímico a la heladera.

Paseo, doy vueltas, el tiempo no pasa ahi adentro.

Ya no se si se trata de una farmacia o de un supermercado ‘chino’ limpio atendido por occidentales con uniforme, pero no me importa porque para mí es lo que era Orlando cuando yo tenía siete: Disneyworld.

Si un día al entrar, encontrara un Mickey, un Pluto o gente fumando dentro círculo delimitado por arbustos, no me asombraría.

Es un lugar que te tira buena onda a pesar de sus horribles jingles que atrasan al menos una década. Siempre hay una promo, un dos por uno, urnas de acrílico para meter cupones, y concursos para ganar millones y salir de pobre o bien hacerse acreedor de un dvd de marca graciosa.

Pienso en un jugador compulsivo, y puedo sentir lo que sería en su caso tener un casino flotante cada tres cuadras. Porque el local todo es una ruleta y la línea de cajas literalmente un tragamonedas. Te vas acercando a la caja y las falsas oportunidades van apareciendo: chicles, barritas de cereal, preservativos, caramelos…vamos, un kiosko! Porque el viaje no termina en la caja, más bien es ahí donde todo comienza: con una infinidad de productos absolutamente innecesarios y supuestamente gratificantes. Vas a comprar ibuprofeno y terminás firmando un voucher de tarjeta de crédito por doscientos cincuenta pesos.

Mi madre no entra porque dice que lavan dinero -por esa misma razón no alquilábamos películas en la cadena de videoclubes Errol’s durante los 80’s. -pero yo, cada vez que paso por una sucursal entro y tengo que llevarme algo. Cualquier cosa: un jabón líquido, un polvo decolorante…un ‘rollisec’.

Una tarde de fin de mes salí de la oficina desesperada: necesitaba ir de shopping, pero mis tarjetas estaban todas en ROJO y en la billetera tenía veinte pesos. Decidí caminar un poco para calmarme, pero fue imposible: a las 2 cuadras vi al monstruo. Habían inaugurado una nueva sucursal enorme, brillante, diabólicamente tentadora. Sin dudarlo entré con banda musical mental, caminando triunfal en cámara lenta. Mi cabellera se agitaba como si hubieran puesto poderosísimos ventiladores para recibirme y mi respiración, lenta e intensa acompañaba mi andar. La gente dejaba de hacer lo que estaba haciendo para mirarme, y yo sabiéndolo, les sonreía y a cada sonrisa regalada le agregaba una mueca, un parpadeo lento, una mirada furtiva. Me sentía la protagonista de un comercial de Impulse de los 80’s. Faltaba que se me cayera el foulard y que al tratar de levantarlo se me adelantara un modelo de Colbert divino de ojos azules, mirada intensa y gel, mucho gel. Pero mi partenaire nunca llegó, talvez porque en lugar de dejar caer mi foulard, me tragué el cartelito de Wet Floor, caí de ‘pera’ al piso y patiné como un artista de Holiday On Ice hasta la última góndola sin escalas.

Alguien hizo zapping y de protagonista de comercial cosmético pasé a segundona de comedia romántica barata.

Me levanté como pude, y miré hacia atrás como si allí fuera a encontrar un culpable, o la respuesta a mi torpeza. Llena de vergüenza rechacé ayuda externa, y recorrí disimuladamente con la lengua mi dentadura para chequear que estuvieran intactas todas las piezas. Cuando me agaché a juntar cada uno de los cientocincuentayocho efectos personales que salieron ejectados del bolso, un par de esos inmundos suecos de goma con agujeros invadieron mi campo visual.

-Marina?

Levantando con miedo la vista recé: porelamordejesucristoredentornuestroseñoramenprometoquevoyaserbuenapersonaapartirdestemomentoperonomehagasestonomehagasestodiocesitonolohagas!

Pero se me vinieron todos mis años de ateismo encima al ver que mi ex, me miraba desde lo alto.



***Este texto fue publicado en la edición de Septiembre de la Revista El Planeta Urbano***

septiembre 10, 2009

La boda de mi peor amigo

Te levantaste temprano para ir a la depiladora, corriste para no perder el turno que tenías en la peluquería donde te hicieron color, lavado, corte, peinado, te aplicaron una ampolla, te hicieron las manos (qué mal hablamos!), pedicuría, belleza de pies, se llevaron cinco horas de tu sábado y tu aguinaldo. Apenas picoteaste algo en el almuerzo por miedo a que el vestido no te dejara respirar, desempolvaste la pashmina, pasaste a buscar la cartera minúscula que te prestó una prima para la ocasión, y también por lo de tu madre para rescatar esos aros divinos que le prestaste y nunca te devolvió. Te maquillaste sola corriendo el riesgo de quedar como la hermana de Piñón Fijo y practicaste una hora y media arriba de los stilettos. Llamaste un remise, pasaste a buscar a tus amigas -las que llegan tarde a todos lados- y esperaste veinte minutos a la primera mientras atendías los llamados histéricos de las otras dos que no tenían mejor cosa para hacer que quemarte la cabeza deliberadamente y al unísono como un disco de Las ardillitas. Cuando completaste el pool paraste en Farmacity a comprar Falgos, Alikal y Beldent (de menta) para todas. Terminaste pagando el viaje porque eras la única que tenía cambio. Al cerrar la puerta del auto la pashmina quedó enganchada y la mujer del remisero recibió un regalo inesperado esa noche.

Si sos mujer e hiciste por lo menos dos de estas cosas un sábado: Estuviste en un casamiento.

Cada vez que alguien menciona las palabras ‘Boda’ y/o ‘Casamiento’ tengo un deja-vu.

Sea de día o de noche, en un salón o en un campo para mí la boda siempre empieza con la imagen de un ser superficial, histérico y organizado. Generalmente mujer, la wedding planner es ese personaje que se pasea como loca por el salón, hablando sola (en realidad da ordenes a través de una especie de ‘manos libres’), gritando, haciendo todo tipo de señas a sus asistentes, creyendo que es invisible. La wedding planner, en vez de estudiar abogacía, medicina o arquitectura, encontró en internet unos cursos para satisfacer las necesidades de los vago-snobs del nuevo siglo y apostó todo a ellos (Personal Shopper, Cool Hunter, Party Planner entre otros)

Hace todo lo que a la novia le da fiaca hacer durante la previa haciéndose cargo de los preparativos de la boda aunque no es ella quien finalmente toma las decisiones y hace lo que se supone que la novia no debe hacer en el momento de la fiesta. Además de ser un muestrario ambulante de salones, invitaciones, centros de mesa, manteles, vajilla, entremeses, ‘esculturas’ en hielo y mesas de dulces, es la encargada de ‘que todo salga bien’, y habiendo conocido sólo algunas pocas novias puedo afirmar que eso es sinónimo de ‘soportar la presión más llena de hormonas asesinas ansiosas y descontroladas del planeta’.

Una vez que se ha hecho merecedora de mi compasión, y habiendo agradecido a mi familia por obligarme a seguir una carrera ‘convencional’, soy capaz de continuar.

La Recepción

El dj interrumpe la música –del tipo funcional hasta entonces- y el silencio lo anticipa todo. En ese momento nadie mira al disc jockey con cara de “no me digas que saltó la compactera!” porque se sabe que ese silencio de alguna manera pide a los invitados que dejen los calentitos, se acerquen a la entrada y sonrían porque los novios están por llegar.

Después de ese breve momento mudo: un tema. No un tema cualquiera sino “el tema con el que entramos al salón”. Es que algo tan ridiculo como el acceso a una casa devenida salon de fiestas merece realmente ser recordado como uno de los momentos más importantes de una boda? De una vida?

A continuación un breve listado de las obviedades más elegidas por las parejas:

My heart will go on [Celine Dion]

The Rebel in me [Jimmy Cliff]

She [por Elvis Costello]

You are the Sunshine of my life [Stevie Wonder]

Follow you, Follow me [Génesis]

Under my skin [Bono & Frank Sinatra]

Love of my life [Queen]

Cant help falling in love [ por Elvis Prestley o por UB40]

Personalmente entraría con Pila Pila del Pity Alvarez, pero claro, yo no me caso.

Después de hacer tiempo con el fotógrafo, el que hace el video y el chofer, los novios –que ya saludaron en el atrio- son recibidos por los invitados, quienes al parecer tenemos instrucciones de hacermos los sorprendidos. (!)

“De parte del novio o de la novia?”

Después de “a quién querés más? A tu papá o a tu mamá?” esa es la pregunta de menor importancia en el ranking de las preguntas bipolares sin importancia. Sólo en algunas ocasiones sirve para iniciar conversaciones sin sentido.

Estamos invitados...

Podría separar a los individuos en categorías y subcategorías ad eternum, pero voy a limitarme a lo básico: familiares y amigos.

A veces los familiares se llevan todos los premios. Especialmente cuando hay una tía que bebe más de la cuenta, un tío solterón que corretea amigas de la novia, una abuela gagá que habla de la guerra y una madre que avergüenza a una generación entera bailando ‘el meneaito’: “...y ahí, ahí, ahí, ahí...” (me tiro de un vehículo en movimiento!)

Al padre de la novia, de movida lo vemos abatido. El tipo está jugado. En ese momento lo tienen como a Alex en la Naranja Mecánica: atado de pies y manos

sentado frente a una pantalla gigante por la cual le pasan fragmentos de lo mejor de su vida junto a su -hasta entonces- edípica hija.

Padre:

“Con quién te vas a casar Valerita?”

Novia:

“Con vos papi”

El tipo, enfrascado en un traje alquilado usado vaya uno a saber por quién, cuándo y en qué evento (fantasea con la idea de que lo haya usado Lito Pintos en la entrega de los Martín Fierro).

No sólo siente el horror de entregar su hija a otro hombre sino que encima los desgraciados están haciendo una fiesta por ello (en su cara, cómo se atreven!) y es él quien -por una ridícula convención- tiene que pagarla.

Las madres de los novios quieren que la fiesta no sólo sea perfecta, sino que sea como la fiesta que nunca tuvieron; algo de movida complicado al tratarse de dos personas con experiencias de vida diferentes , pero fundamentalmente porque esta vez: no son LA NOVIA!

A la madre –sea del lado de la novia o del novio, lo mismo da- claramente le cae la ficha: ya no es una pendeja. Y como suele pasarle a las mujeres cuando se dan cuenta de que ya no tienen 20, empiezan a actuar como si, en efecto, los tuviesen. Y así comienza el show de la veterana ‘piola’ de quien escuchamos muletillas robadas de la salida del colegio secundario del barrio. Confesiones de la talla de “yo nunca me fumé un porro” avergüenzan a sus hijos y divierten al resto de los invitados aunque no tanto como verla agitando la zanahoria de cotillón que se llevó a la mesa después del carnaval carioca.

La madre no quiere terminar en el baño con un amigo de los novios porque “podría ser mi hijo”, -pero a diferencia del tío soltero- necesita saber si podría hacerlo en caso de proponérselo.

El tío soltero termina indefectiblemente en el baño. No importa si se trata de una amiga de la novia, la hermana menor del novio, una camarera o la asistente de la wedding planner. Es el primero en convertir la corbata en vincha y se encarga de encabezar el trencito y arengar al resto. En su mesa no faltan ni el champagne ni su madre: la abuela gagá que no entiende muy bien dónde ni en qué año está. La abuela nos resulta un ser adorable y divertido los primeros diez minutos, pasado este tiempo las anécdotas de la segunda guerra aparte de no ser para la ocasión ya no le interesan a nadie. Los invitados dudan, no saben si reirse descaradamente de las locuras que dice la vieja, o intentar quedar bien con la familia y seguir sonriéndole, mirándola con los ojos abiertos bien grandes levantando las cejas y asintiendo(*) -como si lo que la nona fabuladora dice les interesara- mientras internamente se debaten entre un canapé de salmón y queso filadelfia o una empanadita copetín.

(*)Ese es un gesto que se usa mucho con infantes y personas de la 3ra edad, acompañado a veces por un “Mhhhmm” o un “Ahá” que pretende despistar al interlocutor y alejarlo momentáneamente de la realidad: no está siendo escuchado.

Y en un rincón, rodeada de copas vacías, tratando de darle subrepticiamente un billete al bartender, envuelta en tafeta tornasolada está ella: la tía borracha. Antes de dejar sus cosas en el guardarropas ya se sirvió tres martinis y trató de inútil en público a su ex-marido en reiteradas oportunidades.

Critica los centros y arreglos florales, se queja de la mesa que le tocó: por los integrantes y por la mala ubicación. Que la comida es in-co-mi-ble, que hace mucho calor en el salón y que la novia “está demasiado flaca, ojerosa, parece enferma”.

Tía

“Seguro que se quedan cortos con el champán, y qué mal gusto por el amor de Cristo, vestir las sillas con esos moños roñosos...a quién se le ocurre?!”

Ex

“Basta Estela”

Tía

“A mi no me callás eh! Mirá que yo hablo y si empiezo a hablar no me para nadie y a vos no te conviene, o si? O querés que TU gente se entere ...”

Ex

“Más champagne?”

Y por supuesto están los amigos. Los amigos-amigos, los no tan amigos, los íntimos, los propios y los heredados. Ninguna de estas clasificaciones califica como grupo. Hay sólo dos grandes grupos que interesan en el estudio social de una boda: solteros y en pareja.

Yo estuve en ambos y, claramente, me quedo con la energía del primero.

Pasados los besos pegajosos a los novios, los augurios de felicidad de manual y los canapés, los invitados somos guiados hacia el salón donde están “las mesas”.

No se trata de un tema menor sino todo lo contrario. Armar el cubo mágico resulta una tarea mucho más sencilla y gratificante.

Novia:

“En la seis faltaban tres, no? Bueno: Marta, Roberto y Bernarda.”

Madre de la novia:

“Estás loca? Bernarda y Marta hace años que no-se-hablan.”

Novia:

“Bueno, ponemos a Bernarda en la diez con tía Maruca...y al Dr.Waisman lo llevamos a la seis.”

Madre de la novia:

“Pero si el Dr. es judío, mi amor. No hay alguna mesa con más judíos”

Novia:

“Tenés razón. A ver...”

Claramente, tu objetivo y el de tus amigas es ganarle a la mesa cuatro donde están las “otras” amigas de la novia. Pero como la fiesta recién está empezando no te preocupás demasiado. No ahora.

Después de la entrada: el vals. Está muy de moda bailar el vals con temas de Frank Sinatra, de todas formas yo generalmente evito ese momento horrible, que me resulta de lo más incómodo usando una técnica que hasta ahora ha sido infalible. El secreto es estar muy atenta a la melodía y acercarse al novio sólo cuando se está muy segura de que la misma está por finalizar. Cuando el novio, ya mareado, amaga a agarrarte, vos te acercás y le contás un chiste o hacés un comentario irónico acerca del padre de la novia. El deja de mover los pies, rie y se tira hacia atrás. En ese momento gritás: Foto! Posan para el fotógrafo y para cuando el flash te cacheteó la cornea suena el último acorde:

Vos:

“Pero qué picardía!”

A la mesa otra vez. Un primo del novio se te acerca zigzagueando.

Primo:

Vos estabas en la mesa número...?

Vos:

(mala onda)

En la que vos no estás.

Sos consciente de que con esa actitud te vas volver en remise con lo que quede de tus amigas y que probablemente termines otra vez, pagando el viaje. Asique le sonreís y le das una palmadita en la espalda.

“En la de por allá Luisito, en la silla con el moño torcido”

Te hacés la simpática con el mozo, le coqueteás un poco si es necesario y te asegurás de que mantenga llena tu copa durante toda la noche.

Cansada sacás el centro de mesa para poder verle la cara al que tenés enfrente y saltás de la silla como si tuvieras un resorte cuando ves llegar a tu pareja. Una vez más llevaste a tu amigo gay.

Amigo gay:

“Sorry, me enrosqué con el del guardarropas. Los novios?”

Los novios arrancan con el tour por las mesas seguidos por la wedding planner, el fotógrafo y el pibe que lleva el flash. Salís con la copa en la mano y la boca torcida, mondando un trozo de pollo que te estaba molestando.

“Otra, otra que salí con los ojos cerrados!”

Cuando los novios se van, te das cuenta de que se llevaron tu plato. Pero si apenas probaste bocado! Se levantan las apuestas: Casata o almendrado?

Te hiciste veinte pesos así de fácil, suficiente para el remise de vuelta.

Al escuchar los primeros ‘acordes’ de cumbia villera pensás que se te está subiendo el alcohol, pero comprobás que aún estás algo sobria al ver a la novia abalanzarse sobre el disc jockey empuñando un tramontina, seguida por su reciente marido al grito de:

“Ojo con lo que decís, Valeria te lo pido por favor!”

El problema con el disc jockey es el mismo que con el peluquero. Por más que le des un playlist al dj o al coiffeur una foto exacta del corte de pelo que querés SIEMPRE van a hacer lo que ellos quieren.

Los ojos desorbitados de la novia y el tramontina son amenaza suficiente, y dan comienzo al Carnaval Carioca. Anteojos gigantes, pelucas, galeras de gomaeva, pomos de Rey Momo y enormes maracas con forma de zanahoria y banana son repartidos a los invitados.

Dentro de las actividades del Carnaval Carioca figuran: llevar en andas a los novios, arrojarlos por el aire, hacer el famoso trencito y cantar en portuñol: ‘comeinsao a dar, comeinsao a dar, comeinsao dar...atueeela, atueeela...”. Alguien sabe mínimamente qué quiere decir la letra?

El alcohol comienza a hacer efecto. Para esta altura de la fiesta empiezan las primeras bajas, y muchos piden que se les tache la doble. Si hay niños, este es el único momento en que la pasan bien de verdad. Gritan, saltan y juntan papel picado del piso para tirarlo al aire nuevamente, y como todo es caos y confusión aunque se tornen realmente insoportables gozan de inmunidad absoluta.

Hay estudios que indican que es durante el Carnaval Carioca cuando más calorías se queman en todo el evento. Esto lo sabe seguramente la Wedding Planner ya que debe ser el apunte estrella del primer y único cuatrimestre de cursada. Por esta razón es que inmediatamente después viene La mesa de dulces.

En la mesa de dulces conviven tortas, helados, mousses, waffles y panqueques. Es el momento highlight de la noche para las señoras, para las que vivimos a dieta todo el año y para los que se armaron un chino hace media horita en el jardín.

Te hacés la boluda y te paseás con disimulo por las proximidades de la mesa. Sacás fotos mentales: lemon pie, rogel, cheese cake, brownie, brownie con merengue y dulce de leche, struddel, budín de pan, selva negra, isla flotante, mousse de chocolate con lluvia de nueces, mousse de dulce de leche con salsa de frambuesas, panqueques y waffles rellenos...querés todo! Como buena gorda en recuperación constante, te servís un poquito de cada una, y tu plato termina siendo lo más parecido al Arca de Noé de la pastelería nupcial y vas a necesitar otra sesión de Carnaval Carioca para bajar esa orgía de azúcar. “A, e, i, o, u, epsilón...”

Llega la hora del ramo y no querés ni pasarle cerca, pero la novia empieza a convocar a sus amigas solteras como si se tratara de un DT nombrando a los titulares. Y a vos, aunque no quieras, te toca jugar. Y tenés tanta mala suerte que ni de paso te roza. De nada te sirvió tirarte de palomita, porque el ramo cae en la otra punta, sorprendiendo a la hermana de la novia e inmortalizándote en una foto a la que no va a faltar el pelotudo que le pegue un sticker con la leyenda: “Yo desesperada?”.

Para que nadie sospeche, inmediatamente después de la foto, traen la torta, y una vez más la novia da la formación del equipo titular para que cada jugadora tome una cinta, mire a cámara, tire y sonría. La emoción de haber sacado la alianza termina abruptamente al ver que la jugadora de la derecha sacó la alianza...y la de la izquierda, y la que le sigue, y la de enfrente también.

Si tenés suerte y ninguna de tus amigas volcó no será necesario por el momento que te alistes en el escuadrón del rescate. Volvés a la mesa y te terminás la vigésimoséptima copa de champagne (“Esta copa es mía? Burbujas tiene...” Adentro.) Prendés el radar porque se está por hacer la hora. De los cuatro solteros rescatables que había ahora quedan libres exactamente “...ese no, a ver... tampoco, ese no califica...” Qué? Uno?!

...O hasta agotar stock

Te sentás al lado, lo mirás con sorpresa y empezás lo que en realidad no querés empezar vos, pero siendo casi las cuatro y media de la mañana qué opción tenés?

Vas bien hasta que de repente: clinc clinc clinc, algún boludo fan de “La celebración” anuncia que se viene el brindis final. Justo ahora?! Pará que se me enfría el lomito de las 5am!

Los novios parten dejando a sus invitados disfrutar de los últimos minutos de fiesta. En este momento la wedding planner está relajada sosteniendo una copa de champpagne, sonriendo. El disc jockey comienza a guardar los discos , una de las meseras se afana los muñecos de torta y quedan siete enfermos mentales en la pista de baile. Alguien que despierte a la abuela y saque al tío del baño que acá quieren empezar a limpiar! Se prenden las luces, ahora podés ver con claridad: tu galán se está matando con la hermana de la novia, y vos ,indignada, gritás:

“Esto también estaba arreglado?”